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martes, 19 de mayo de 2015

Ken Goffman says II


A finales del siglo XII, el espectro de la persecución de las autoridades católicas proyectaba su sombra sobre el movimiento trovadoresco. La Iglesia, de hecho, había lanzado y organizado una campaña contra todo tipo de herejías. La Inquisición española fue en gran parte una respuesta punitiva al hervidero de herejías en que se había convertido la Provenza.

La Iglesia católica declaró la guerra abierta a los templarios en respuesta a la amenaza que representaba la formidable combinación de riqueza, independencia de la autoridad externa, y las proezas militares logradas por aquellos caballeros. La Iglesia también estaba indignada por las alianzas y acuerdos alcanzados por los templarios en el Oriente islámico, donde el grupo había recibido el encargo por parte de las autoridades católicas de mantener la seguridad de los peregrinos cristianos a lo largo de las rutas abiertas durante la primera cruzada.

Al mismo tiempo, la Iglesia inició la persecución de los cátaros por herética revitalización del cristianismo gnóstico, peligrosamente atractivo. Las canciones de los trovadores se habían convertido en una parte del culto cátaro. La evidencia de esa conexión entre los cátaros y los trovadores, sin duda no auguraba nada bueno para éstos.

Las autoridades religiosas empezaron declarando que la poesía misma era pecado. La Iglesia obligó a los caballeros a prestar juramento de que nunca más volverían a escribir versos. La amenaza que para los trovadores representaba el nuevo militarismo católico se refleja en las acciones de Guilhem de Montanhagol, al que puede considerarse un renegado, el Benedict Arnold del movimiento trovadoresco. Montanhagol era un trovador de primera fila, que había compuesto una retahíla contra los monjes católicos, y huyó de la Provenza para refugiarse en la España musulmana cuando empezó a actuar la Inquisición.

Pero al cabo de un tiempo regresó a la Provenza e intentó ablandar a las autoridades católicas declarando que el movimiento trovadoresco había nacido de una visión casta y pura del amor. El movimiento podría haberse corrompido, pero Montanhagol insistía en que podía reformarse -con su ayuda- y volver a alinearse con sus valores originales. En los versos que Montanhagol compuso durante este período encontramos el primer uso de la palabra "castidad" en la poesía trovadoresca.

Sordello y otros que iniciaron la escuela italiana que promovió la interpretación puritana en la poesía trovadoresca eran, de hecho, amigos y discípulos de Montanhagol. Briffault se refiere a la versión esterilizada del concepto trovadoresco de amor como "el bienintencionado fraude de Montanhagol". Ahí comenzó la dispersión católica del legado trovadoresco.

Parece claro que los trovadores fueron un blanco importante que subyacía en las campañas católicas contra cátaros y templarios. Pero al ser un grupo sin organizar, no jerárquico y poco cohesionado, los trovadores no ofrecían un buen blanco para el ataque directo.

Sin embargo, para desmantelar a templarios y cátaros, la Iglesia apuntó a sus patrocinadores y aliados en la nobleza establecida -con frecuencia los que habían saludado la llegada del movimiento trovadoresco-. La Iglesia acusó a muchísimos nobles de crímenes y herejías diversas, confiscó sus propiedades, los encarceló y algunas veces los ejecutó. Esta estrategia logró erradicar al mismo tiempo la amenaza de los trovadores. El derrumbamiento total de esta subcultura bien alimentada que les protegía ocasionó la rápida desaparición del movimiento trovadoresco.

"En Francia", lamenta Briffault, "no se permitió a la poesía trovadoresca caer sin más en el olvido; fue apartada a un lado voluntariamente y sepultada en el abandono más absoluto."  Pero, afirma, "antes de hundirse en el abismo de ese olvido, el arte de los trovadores había dejado su huella en toda las literaturas líricas de Europa".

EL RENACIMIENTO DE LOS TROVADORES

La importancia histórica de la poesía trovadoresca... es quizás mayor que la de cualquier otra escuela que haya tenido influencia en  el proceso de desarrollo de nuestras literaturas.  

                                                                                Robert Briffault, The Troubadours

Al margen de todos los demás aspectos de la influencia de su movimiento, el legado compositivo de los trovadores cambió para siempre, y por sí solo, el rostro de la poesía y las canciones del mundo occidental. Durante dos siglos practicaron, avanzaron y refinaron un estilo de versos y melodías que se convirtieron en los cimientos de casi todos los desarrollos posteriores de la música popular y folclórica de Europa y América. El lenguaje trovadoresco es, por ejemplo, el origen de la balada de amor en toda su miríada de formas. 

Para cuando los trovadores mismos habían desaparecido, su lenguaje había sido ya recogido y lo desarrollaban los minnesinger de Alemania y los trouvéres del norte de Francia. La música popular de las islas británicas quedó revolucionada por las formas y sensibilidades de los trovadores, que había llevado allí desde la Provenza Leonor de Aquitania -la gran campeona real de la cultura trovadoresca- a su llegada a Inglaterra para ejercer de reina. A través de ese y otros caminos, se extendió la influencia de los trovadores haciéndose un sitio en la matriz subyacente a música y poesías occidentales.

Después de la desaparición de los trovadores originales, Italia se convirtió en un nexo crucial para la conservación y extensión de su arte. Briffault explica: "Italia fue la heredera del legado trovadoresco, y se convirtió, de hecho, en ejecutora de ese legado." Por ejemplo, la deuda de la obra del Dante con la poesía trovadoresca es inmensa. Dante dijo de Arnaut Daniel: "En la poesía amorosa... los supera a todos." Genereaciones enteras de escritores y poetas fueron, a su vez, influidas por el corpus de Dante.

El movimiento de los trovadores proporcionó un arquetipo clave para un amplio arco de contraculturas y contraculturales del siglo XX. Vachel Lindsay -un poeta-artista visionario norteamericano muy influyente que vagabundeó por el país "a pie y sin un céntimo" para difundir su profecía de una inminente revolución contracultural- se llamaba a sí mismo "trovador" y hacía de ese trovador la imagen central para describir su misión. Y Ezra Poun -a menudo entronizado como el poeta más grande en lengua inglesa ddel siglo XX- escribió volúmenes enteros analizando y rindiendo tributo a la herencia poética de los trovadores.

(...)

Lo que quizás resulta más llamativo en cuanto a la profundidad y amplitud del impacto de los trovadores en la historia es el volumen del propio movimiento. No estaba formado por más de unos cuatrocientos individuos repartidos por un área geográfica relativamente pequeña a lo largo de dos siglos. Al igual que aquellos pocos socráticos originarios, de los pocos más de doce iniciadores del cristianismo, de los quizá cien miembros de la Generación Perdida, y de otras contraculturas que estudiamos en este libro, los trovadores fueron realmente un grupo muy pequeño. Y esto es buena prueba de que, en realidad, un puñado de individuos puede cambiar el curso de la historia, especialmente si toman su energía de la audaz expresión de uno mismo, de la voluntad de innovar y de ese saberse libre de las convenciones sociales que son características de la contracultura.

KEN GOFFMAN

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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