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miércoles, 3 de septiembre de 2014

La mina CHINALCO me quitó la vida


TESTIMONIO DE AÍDA GAMARRA, MUJER DESAHUCIADA DE MOROCOCHA

Por CECILIA PODESTÁ


A los pies de una cama del hospital Almenara cuido no despertar a quien duerme en ella. Aída Gamarra está internada en el pabellón de oncología y soy su primera visita de la tarde. Pierdo la vista en su respiración e imagino el tránsito del uranio en su cuerpo y cómo sus órganos reaccionan, destruyéndola.

Es una mujer joven -34 años, casi 35- sin embargo cuando despierta, sus movimientos son lentos, cansados y dolorosos, describen enfermedad y poco a poco una historia que se va haciendo común. Con una voz afectada y muy pausada ella comienza a narrar lo que pocos quieren escuchar o lo que la mayoría de nosotros ignoramos. Aída Gamarra está intoxicada, va a morir y lo sabe.

 “Siguen investigando pero vine ya con un diagnóstico de Huancayo: tengo cáncer nasal terminal en cuarto grado. Me han hecho ya tres biopsias, pero yo por mi cuenta me hice los exámenes de minerales pesados. Tengo uranio por haber trabajado en la mina Chinalco en Morococha” comenta.

En un video Aída declara el año pasado después de que pobladores de Morococha se movilizaran a Lima para protestar, que el gobierno estaba quitándoles sus casas para dárselas a la transnacional china Chinalco y para que esta haga uso de las propiedades como terrenos en pro del mega proyecto Toromocho que tiene por finalidad la extracción de metales. Los pobladores de Morococha suman un poco más de 500. Cabe la pregunta, ¿a quién puede importarle un pueblo tan pequeño cuando debajo de sus casas su propia muerte rodea metales valiosos, tanto que hacen que para algunos una mujer deshauciada no signifique mucho? Claro que tiene que importar. Nuestro suelo podría guardar también nuestra muerte y la codicia de otros.

“Nos decían que la tierra iba a hundirse, que todos íbamos a morir, que debíamos respetar el decreto que había sacado el Estado por nuestro bien y e irnos con la plata que nos ofrecían. Querían nuestra tierra, demoler casas. Nos dejaron sin escuela para los niños”, señala Aída.

Sí. Hasta tres decretos de emergencia dio el Estado peruano previniendo a los pobladores de una posible catástrofe natural. Nunca ocurrió y un terremoto de tal magnitud era poco probable por el suelo rocoso de Morococha.

“Yo dije: no vendo mi casa. Cinco mil soles nos querían dar. Vaya, señora Aída, y empiece una nueva vida con esta plata, me dijeron. ¿Cómo iba a aceptar? Por dignidad me he negado pero ellos me mandan decir que igual en mi cuenta ya está y que me vaya o ya voy a ver. Mi hija, que tiene 19 años, ha rechazado la plata, pero ya mi casa les pertenece. Tendría que ser ilegal. Mi hijo tiene paroxismo cerebral, ¿qué hago yo con 5 mil soles? Hasta otro pueblo nos han hecho para que no salgamos, pero está al pie de una laguna donde botan relave minero en Carhuacoto. Nos han botado con ayuda del gobierno. Yo estoy enferma aquí y de mi pueblo ya no queda nada”.

Aída Gamarra a duras penas podría mantenerse en pie a diferencia de como se le ve en el video en el que denuncia sin miedo lo que está haciendo la mina en su pueblo. Ella trabajaba en la misma abriendo las trochas. Chinalco contrató al pueblo y les dio lo que parecía ser una oportunidad de trabajo.

“Desde el 2009 empecé a trabajar para ellos. Era controladora de equipos, los dirigía por donde debían hacer las trochas y abrir carreteras. 33 soles por día, siete días a la semana. La necesidad ¿no? Soy madre soltera de dos… mi hijo el último tiene solo ocho años. Y empecé a estornudar con sangre. Eso fue en diciembre de 2012. En enero empeoré. Para febrero me mandan al hospital en Huancayo y me dicen que hay una pequeña desviación del tabique. Nada más. Me operé como me dijeron pero nunca mejoré. El dolor persistía, el sangrado. Me daban paracetamol, dicoflenaco. Solo calmantes. En diciembre del 2012 me liquidan por no mudarme a Carhuacoto y pierdo el seguro. Ya en mi otro trabajo fue imposible seguir. Paraba en EsSalud. Y el dolor… Yo no tengo huesos en la nariz, el uranio los disuelve. Me dolía hasta la parte de atrás de la cabeza, me quemaba y me pesaba. Ya para junio de este año me puse realmente mal y supe que estoy contaminada, tal como va a estar el agua cuando terminen de extraer. El uranio se ha comido mi cartílago. En el hospital público solo te dan drogas para el dolor, así nada más para que vayas a morir a tu casa. Mis compañeras han empezado a morir también: dos, cáncer al útero y al estómago. Nadie les va a decir que tienen cáncer por el uranio. Nadie te dice nada”.

A pesar de su estado que es ya una sentencia Aída Gamarra se ha inmolado en su propia lucha que es la de un pueblo entero, pequeño pero potente y en el que no es la primera víctima. Aída tiene tres meses en Lima, internada y no sabe si mañana estará viva. Lo dice con lágrimas, con la rabia que solo puede tener alguien a la que le siguen quitando todo. A pesar de eso va a denunciar a la mina Chinalco con la única prueba que tiene: su cuerpo y el metal que lo recorre acabando poco a poco con sus huesos y la fuerza de su aliento sobre su propia denuncia.  

ALERTA LIMA

La denuncia de Aída Gamarra señala también “este proyecto está contaminando las cuencas de las aguas que bebe Lima: Rímac, Chillón Lurín y Mantaro. Morococha es cabecera de las cuatro cuencas. Hay cobre y uranio que van a llevar ilegalmente a China. Su extracción significa la contaminación de las lagunas.

EL DATO

Morococha es un distrito ubicado en el departamento de Junín, provincia de Yauli. La Minera Chinalco Perú S.A. (empresa subsidiaria de la Corporación de Aluminio de China) dirige ahí el Proyecto Toromocho  donde se procesarían más de  117 mil toneladas de minerales por día. La vida de la mina se estima en 36 años.

EXTRAÍDO DE DIARIO 16
http://diario16.pe/noticia/52255-la-mina-chinalco-me-quito-vida

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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